El Sorteo de Navidad de este año comenzó con un motín de las bolas. No sabemos el motivo de sus quejas. Puede que necesitaran más espacio en la tolva, o que hubiese rencillas internas por ser algunas las favoritas de otros años… no lo sabemos. Lo cierto es que todas las cámaras de televisión estaban paralizadas a la espera de que la primera bola hiciera una aparición estelar dando el pistoletazo de salida de este anhelado sorteo por todos. Principalmente, por los tomboleños – los nacidos entre las rifas y el azar -, pero, este año, como te cuento, se hicieron de rogar, como la ansiada normalidad.
Una bola rebelde, a la que vamos a llamar RESISTUTA, se quedó enganchada en el primer paraguas de liras, – podría haberse enganchado, encadenado a otra sala con otro instrumento, por ejemplo, a la pata de un piano de cola, pero no, quiso ser original y destacar –.
Dicha bola, limpia y aseada -apuesto mis décimos a que también estaba recién peinada-, quiso sabotear el sorteo, no sólo para llamar la atención sobre sus quejas, sino para demostrar que ella sola, una simple bola, puede paralizar las ilusiones, deseos y expectativas de un país entero. Y así fue, pues los titulares de prensa de medios y enteros fotografiaron y esperaron hasta que la insurrecta y revolucionaria bola se cansó de abrazar al primer paraguas de liras, el cual después de ser el otro protagonista de la opresión, del avasallo y de la vejación sufridos por parte de Resistuta, más conocida por la Achuchá, declaró:
“En nombre de los primeros paraguas, los segundos parasoles, las terciarias sombrillas y demás umbelas desconocidas, pedimos no ser ignorados… somos tanto o más protagonistas, ilustres y distinguidos, que las soberbias bolas, que no paran, ni dejan de pelearse entre ellas hasta que no paren. Hasta que no salen a la luz, con vítores, aplausos y cantos de niños excitados y nerviosos… demandamos un cambio del protocolo: menos bombos a los números y más premios a los integrantes que formamos un bombo compacto, libre y partidario de la profesionalidad de todos y cada uno de los integrantes, que hacen posible que el Sorteo, y por ende, la felicidad, llegue a casas, barracas, casetas y demás moradas. Pedimos que la Suerte corra también por nuestras varillas. Que se mencione nuestro compromiso con el azar y el destino. Y que no vuelva nadie a preguntarse por qué el Sorteo Extraordinario ha tenido que volver a capturar a una bola, para hacerse respetar”.
A su vez, la presunta oprimida bola Resistuta, se puso una mascarilla virtual y, después de saltar e incitar a las demás, taconeó una estrofa de Resistiré:
Resistiré, para seguir viviendo
Soportaré los golpes y jamás me rendiré.
Y aunque los sueños se me rompan en pedazos.
Resistiré, resistiré.
Suerte para todos y para todas, ¡y que el próximo año sea NORMAL!