Encontrarse un décimo premiado es como encontrar una aguja en un pajar. Para qué nos vamos a engañar.
¿Posible? ¡Claro! Pero hay más posibilidades de seleccionar unos números al azar y que resulten ser los ganadores, que doblemos el espinazo al ver un décimo en el suelo y al incorporarnos pensemos: ¿Y si no lo han tirado? ¿Y si lo han perdido? ¿Y si está premiado? ¡Demasiados “Y si” para que todos resulten en un décimo ganador!
Aun así, vamos a contemplar esta peculiar circunstancia. ¿Por qué? Porque realmente ya ha sucedido y podría volver a ocurrir. Así es la vida, superando a la ficción con creces, y si no, que nos digan a nosotros hace unos años cuando veíamos una película en la que todo el mundo estaba infectado con un mortal virus… Hubiéramos exclamado: Es ficción, eso no puede pasar. Además, me gustan más las comedias que, aunque más predecibles… ¡Pues toma Zasca en toda la cara!: ¡Virus… mascarillas y todo el lote de situaciones inauditas, raras y dramáticas!
Vamos al asunto. Si nos encontramos en la calle un décimo y comprobamos que está premiado, podemos pensar en primer lugar: ¡Para mí! ¡Ahora mismo voy a cobrarlo!
Mala opción. Seguro que nos metemos en problemas. Podemos incurrir en un delito de apropiación indebida, según se recoge en el Código Penal, y podrían obligarnos a devolver la cantidad recibida. El artículo 253 del Código Penal, dice: «aquella conducta por la que un sujeto al recibir dinero o cualquier otro bien con obligación de devolver lo recibido, lejos de cumplir con ella, lo incorpora a su patrimonio o le da un destino distinto del que le corresponde».
No nos engañemos, aunque un décimo de Lotería no es nominativo y no lleve el nombre del propietario, su compra genera una posesión por parte del comprador.
Lo más apropiado es devolverlo, en caso de conocer al dueño, aunque sinceramente no es lo más normal. Lo más conveniente es entregarlo a las autoridades correspondientes. Esto acto correcto además tiene recompensa, por ley podremos recibir una gratificación del 10% del valor total del premio.
En caso de duda… será mejor saber que, en otras ocasiones, esto es lo que ha sucedido. Las sentencias han obligado al ilegitimo dueño a devolver el importe del premio.
Una pequeña lección se extrae de todo. Evitemos disgustos con un sencillo truco. Basta con que después de comprar un décimo de Lotería tengamos la costumbre de anotar en el reverso del boleto nuestro número del DNI. De ese modo, no habrá mejor manera de probar que ese décimo nos pertenece en caso de pérdida.
Otra recomendación final. Si nos damos cuenta de que hemos perdido el boleto antes del sorteo, lo que se aconseja es que pongamos una denuncia ante la Policía Nacional y lo notifiquemos por escrito a la Asesoría Jurídica de Loterías de Apuestas del Estado. Así, en caso de que resulte premiado, conseguiremos paralizar el pago del premio hasta que el juez resuelva quién es el verdadero propietario.
Por tanto, ya sabemos que si nos encontramos un décimo, lo mejor es entregarlo. Es mejor soñar con acertar, y cada uno lo suyo. La suerte siempre llega, todos tenemos la nuestra, y seguro que la tenemos más cerca de lo que pensamos. ¡Suerte!