Esta podía ser una historia o el argumento de una película basada en hechos reales. Una película en la que la moraleja del film cautiva al público y a la crítica.
¿El motivo? Leyendo el resumen de su argumento, así en pocas palabras podía ser: Un matrimonio gana un montón de dinero en la lotería, tanto como para tener la vida resuelta, sin necesidad de trabajar, pero la madre decide ponerse a trabajar para dar ejemplo de vida a sus hijos.
La realidad de la historia verídica contada por los protagonistas y por los medios de prensa en realidad es –juzguen ustedes si merece o no la pena ser llevada a la gran pantalla- :
Hace 15 años a nuestro protagonista, a Ben, un inglés de las afueras de Liverpool de 23 años le toca la lotería. Ni más ni menos que la enorme cantidad de 2.485.736 libras, aproximadamente tres millones de euros.
En una entrevista al periódico local el Liverpool Echo, Ben narraba cómo se enteró de que era millonario: “Salí a las ocho del trabajo, me fui al pub y le pedí a mi padre cinco libras para tomarme una pinta. Me dijo que fuera con él a los baños para decirme que había ganado la lotería. Entonces llegó mi madre, nos sentamos y nos quedamos los tres mirándonos los unos a los otros sin creérnoslo del todo”.
Gracias a que la Lotería Nacional en Inglaterra tiene un programa para ayudar a los ganadores a invertir sus ganancias y a asimilar lo que les ha pasado, Ben consiguió no malgastar todo ese dinero y conseguir vivir de las rentas.
Parece cosa difícil perder toda esa cantidad de dinero. Pero otros muchos se han convertido en millonarios y casi de la noche a la mañana, y en pocos años, han perdido todo lo ganado. En esta historia con final feliz y moraleja, esto no pasó, ni actualmente pasa. Ben, gracias a los consejos del Programa de Ayuda que le ha prestado ese organismo, ahora puede vivir de las rentas.
A los tres años de ganar el premio conoció a la que hoy es su mujer: se casaron y tuvieron tres hijas, que ahora tienen nueve, siete y seis años. Y eso es precisamente, lo que según comenta, más le ha hecho apreciar el dinero: “Cuando era pequeño mi padre siempre estaba trabajando como conductor de autobús, apenas lo veía. Hoy puedo estar con mis hijas todo el tiempo que quiero”. Ben asegura que sigue siendo la misma persona, aunque “con mejores circunstancias personales”.
En cambio, su mujer ha decidido volver a trabajar, aunque, por supuesto, no le hace ninguna falta. La razón la explica Ben orgulloso de la familia que tiene: “No tenemos que preocuparnos por una hipoteca, pero no queremos que nuestros hijos piensen que solo nos sentamos en casa; tienen que aprender a salir y ganar dinero. Ambos pensamos que eso es importante”.
Ellos lo tienen claro, quieren dar a sus hijas unos valores para que aprecien lo que tienen, los pequeños detalles y crezcan sabiendo que en la vida las cosas no son fáciles y que hay que trabajar mucho para conseguirlas… aunque te toque la lotería.
Qué opinan: ¿Podrían hacer una película basada en esa familia?
Mientras llega a las pantallas… si sueñas… Loterías.