Los españoles tenemos fama de ser sociables, risueños, simpáticos y bromistas. Y es que está más que demostrado que ver el vaso medio lleno es más saludable que tomarse la vida demasiado en serio.
Tenemos la costumbre de mantener conversaciones con gente desconocida, hablar sin ser preguntados, en definitiva, montar más que un gallinero al juntarnos.
Es verdad que hablamos alto si nos comparamos con otros europeos y sacamos punta a todo lo que nos sucede sea bueno o malo. No dejamos títere con cabeza. Lo que nos importa lo ridiculizamos con chistes más o menos acertados. Lo cotidiano, lo estiramos hasta tal punto que las bromas traen tanta cola que lo hacemos tan viral como ya sumamente normal.
Tenemos chistes para todo y para todos. Es, junto al fútbol, el deporte nacional.
Y chistes sobre la lotería Nacional, por supuesto, no podían faltar. Veamos aquí unas muestras autóctona y alguna otra externa como la de fantásticos y mundialmente conocidos Simpson:
Pregunta el marido a la esposa:
– ¿Qué harías si me tocara la lotería?
Esposa:
– Me quedaría con la mitad, me separaría de ti y me iría de casa.
Marido:
– Muy bien. Pues me han tocado 12 euros; toma tus 6 y ¡hala!, a freír espárragos.
Una mujer quería comprar un número de lotería, pero estaba indecisa sobre qué números escoger, así que va donde el joven vendedor y le pregunta:
– Mire, quiero jugar a la Lotería, pero la verdad es que no sé cómo escoger los 5 números, a lo mejor usted me puede ayudar?
– Claro, como no – responde el joven y a la vez le pregunta:
– Por ejemplo, dígame. ¿Cuántas veces ha salido usted del país?
– Cuatro veces.
– Perfecto, ese es su primer número, el 4. Ahora dígame ¿Cuántos hijos tiene?
– 2 hijos.
– Ok, ese es su segundo número. ¿Y cuántos libros ha leído este año?
– 5 libros.
El joven anota.
– Ahora cuénteme, ¿Cuántas veces al mes hace el amor con su marido?
– Oiga pero, eso es muy personal, ¿no cree?
– Bueno, ¿quiere o no ganar la lotería?
– Bueno, bueno… 2 veces al mes.
– Ok. Y ahora que ya entramos en confianza, dígame: ¿Cuántas veces en su vida le ha puesto los cuernos a su marido?
– Perdone joven, pero sepa que… ¡Yo no soy de esas mujeres sueltas…!
– Está bien, está bien, no se enoje – le dice el joven – Eso quiere decir que cero veces. Ya lo tengo, su número es el: 4 2 5 2 0
Efectivamente la mujer compra la serie completa y al día siguiente lo primero que hace es mirar el periódico y encuentra que el número ganador del premio es el: 4 2 5 2 7 y grita:
– ¡Eso me pasa por mentirosa!
Esto es un catalán que, desde 15 días antes del sorteo de la Lotería de Navidad, está en la iglesia diciéndole a Dios:
– Mira Señor. Tú me tienes que ayudar. Tienes que hacer que gane el gordo de la Lotería completo. Y ese año, no le toca nada. Al año siguiente, lo mismo. Y al siguiente… y al siguiente… y al siguiente.
Así que a Dios se le hinchan los cataplines, y se le aparece al catalán con una luz muy grande y un trueno muy gordo:
– Hijo mío. Yo te quiero ayudar. Pero compra el décimo por lo menos.
Un hombre sale como loco al balcón de su casa, y le grita a su mujer que está en el parque hablando con las amigas:
– ¡Solcito! ¡Solcito! ¡Hemos ganado los 50 millones en la lotería!
La mujer salta como loca de alegría, pasando entre todas las amigas, y sale volando a la casa para abrazarse con su marido, cruza la calle, y en eso aparece un camión a 120 Km por hora y… zas, la atropella.
El marido abre los ojos hasta sacarlos casi de las órbitas, y dice:
-¡Carajo! Cuando uno está con suerte, ¡ESTÁ con suerte!
Le pregunta el marido a su mujer:
– María, si te tocaran cien millones con la lotería, ¿me dejarías de querer?
– No, mi vida. Pero te echaría mucho de menos.
A dos vascos les toca la lotería.
– Patxi, ¿Qué vamos a hacer con tanto dinero?
– Montarnos un puticlub.
– Ya, pero, ¿y si va mal?
– Si nos va mal, lo abrimos al público.
Si sueñas… Siempre Lotería. ¡Suerte!