Así lo ha querido la suerte.
Esa recurrente expresión es conocida por todos. La expresamos quizás con dolor, cuando un encadenamiento de sucesos ha acontecido de manera fortuita o casual.
Ignoro cuál será su suerte en la vida, ojalá la tenga...
¡En cuantas ocasiones nos expresamos así deseando que a esa persona le ocurran cosas buenas!
¡Que lo decida la suerte!
De nuevo con esta expresión dejamos que sea la suerte, la casualidad, la que resuelva algo.
Antiguamente, era un sorteo que se hacía para elegir a los mozos destinados a cubrir el cupo del servicio militar.
Es un hombre de baja suerte.
Con esta expresión manifestamos una condición. En este caso negativa, por la ausencia de suerte.
Encontramos suertes en la lidia taurina: cada uno de los lances.
También las célebres suertes de Homero, que consistían en abrir las obras de los poetas e interpretar las primeras palabras que se ofrecían a la vista.
En el campo: cada suerte es una parte de tierra de labor, separada de otra u otras por sus lindes.
Pero la suerte a la que nosotros nos referimos en los sorteos o en los juegos de azar, no es esa… y la podemos o tenemos que diferenciar del azar. ¿O acaso es lo mismo?
Empecemos por averiguar…
¿Por qué se llaman Juegos de azar? Para saber los orígenes de los juegos de azar, nos tenemos que remontar a la época de los sumerios y los asirios, los cuales utilizaban un hueso extraído del talón de animales denominado astrágalo, que tallaban para que pudieran caer en cuatro posiciones distintas.
Más tarde, en tiempos del Imperio Romano, aparecieron los llamados juegos con dados, aunque aún hoy en día se desconoce las reglas con las que jugaban.
Las raíces etimológicas del término provienen de la palabra árabe al-azar, que significa “dado”.
Como todos sabemos, los juegos de azar son aquellos en los cuales las posibilidades de ganar o perder no dependen exclusivamente de la habilidad del jugador, sino que interviene también el azar.
Y, ¿Qué es el azar?
Acaso como dijo aquel, ¿es una parte de la flor del azahar? Definámoslo:
El azar se vincula con la noción de espontaneidad, de que algo surge o sucede de manera inesperada.
La idea de azar hace alusión a todos aquellos actos o situaciones fortuitas que no son generadas por lógica o por razones medidas y que tienen consecuencias inesperadas o difíciles de calcular.
El azar, sin embargo, puede estar presente en un montón de situaciones o circunstancias de la vida que suceden de una manera inesperada o por casualidad.
Entonces, ¿Cuál es la diferencia entre suerte y azar?
Para ser exactos, esa desigualdad radica en que la suerte es particular y el azar es universal. La suerte es generalmente subjetiva mientras que el azar es objetivo.
Así, por ejemplo, el tener buena o mala suerte es concretamente de una persona, y en cambio el azar es la demostración o la verificación de que las circunstancias de la vida son aleatorias.
Dicho lo cual: ¡Suerte!