Los millonarios que han conseguido su fortuna gracias al trabajo duro, los riesgos, la suerte y en muchos casos, el venir de familias ya aposentadas en la opulencia y en una comodidad económica, que podía mantener a todos los individuos de todo un edificio, esos millonarios de pura cepa siguen aspirando a grandes cosas y están siempre determinados en lograr ese objetivo, ese fin que les incita a tener y poseer más y así conseguir hacer sus sueños realidad.
Los deseos y propósitos de esos millonarios son tan efímeros como añejos. Se rigen por impulsos y tendencias, a la vez que atesoran una finalidad, un destino, a veces marcado por su dinastía y su estirpe que dura y perdurará generaciones.
Sus vidas son tan lejanas como seguramente extraordinarias. Con paraísos, fincas, destinos archiconocidos para ellos, ocultos para el resto, que sólo unos pocos llamados amigos, podrían y pueden hablar con sentido.
Conceden entrevistas. Aparecen en listados de los más ricos y poderosos, y unos pocos, nos relatan a veces sus sueños, sus deseos, y unos propósitos, tan básicos como glamurosos.
Esos son unos pocos… árabes, rusos, suizos, chinos, japoneses, americanos…
Hoy hablamos de los millonarios recién nacidos, de los que aún les están saliendo los dientes de leche. De los que pasan de mirar los recibos pendientes de hipotecas y cuentas corrientes, a sorprenderse al remirar el boleto premiado de la Primitiva, el Euromillones, o la Lotería. Los nuevos millonarios que aún no dan crédito a su suerte. Los que se acaban de comprar una finca, dos cochazos y un barco sin ni siquiera pensar si les va a gustar navegar.
Estos son los deseos y propósitos que confiesan codiciar:
- Una bodega. Confiesan que desean ser los dueños de un Falcon Crest. Ambicionan tener sus propios viñedos. Ser la primera generación de otras muchas y crear así una cepa, un clan, una casta que perdure y les recuerde. Desean la eternidad de ser recordados.
- Un concierto privado de su grupo o cantante favorito. Más de uno ha confesado que ha hecho realidad su sueño o el de uno de su familia al contratar de manera sorpresiva a los integrantes de un grupo musical para un concierto tan privado como íntimo y personal.
- Reservar un castillo, un gran hotel, un crucero para celebrar un cumpleaños o aniversario. Es recurrente y por lo que se ve, está de moda reservar castillos ingleses, hoteles perdidos en paraísos tropicales, o incluso, ir a playas inaccesibles con yates privados alquilados. Lujo para muy pocos. Y deseo reiterado de nuevos millonarios.
- Ser servidos. Hace ya unos años nacieron una serie de empresas que cumplen los deseos y realizan las peticiones de los que tienen mucho dinero, pero poco tiempo y ninguna gana de perderlo haciendo realidad sus deseos. Este tipo de empresas tienen representantes que reservan una mesa en un restaurante de primer nivel y se encargan de conseguir lo que sea que sus clientes VIPS quieren. Su personal habla más de 22 idiomas, incluyendo mandarín y japonés, y siempre hay alguien disponible las 24 horas del día. Lujo, mimos y deseos de última hora siempre servidos.
- Su propósito recurrente: Que nunca acabe el momento presente. La salud siempre la dan por hecho. La juventud, se niegan a perderla. La vida… firmarían porque fuera eterna.
- Tres deseos de un millonario en el lecho de muerte. Un millonario hizo tres pedidos, como últimos deseos desde su lecho de muerte:
- El primero: Que su ataúd fuese cargado por los mejores médicos de la época.
- El segundo: Que los tesoros que tenía, fueran esparcidos por el camino hasta su tumba.
- Y el tercero: Que sus manos quedaran en el aire fuera del ataúd a la vista de todos.
Asombrado, uno de sus familiares, le preguntó cuáles eran sus razones para tales deseos. A lo que él explico:
- En primer lugar, quiero que los más eminentes médicos carguen mi ataúd, para demostrar que ellos NO tienen ante la muerte el poder de curar.
- En segundo lugar, quiero que el suelo sea cubierto por mis tesoros, para que todos puedan ver que los bienes materiales aquí conquistados, aquí se quedan.
- En tercer lugar, quiero que mis manos queden descubiertas fuera del ataúd, para que las personas puedan ver que vinimos con las manos vacías, y con las manos vacías partimos, al morir nada material te llevas…
Por último este hombre agregó como últimas palabras antes de expirar: “todo esto recuérdenlo muy bien y aprendan este secreto: el mejor regalo, y la más grande herencia que le puedes dar a tus seres amados, es tu tiempo”.
“EL TIEMPO” es el tesoro más valioso que tenemos, podemos producir más dinero, pero no más tiempo… EL MEJOR REGALO que le puedes dar a alguien es TU TIEMPO
Como has podido ver, los deseos y propósitos nunca cambian. Las personas podemos ser otras, la vida nos puede cambiar… Pero el deseo de querer mejorar, de vivir con mayor lujo, sin trabajar, o de pasar a la posteridad, no cambia. Queremos ser especiales, sentirnos especiales y únicos. Ansiamos la inmortalidad y la riqueza. Queremos siempre más.
Si sueñas que se cumplan tus deseos… si tienes claro tus propósitos… sueña. Sé constante. Y suerte, mucha suerte. Siempre Loterías.