Es muy cierto que los hombres tropezamos una y otra vez en la misma piedra. Si otros han tenido la enorme suerte de ser los afortunados ganadores de un gran premio de Lotería, pero… y ahí viene la madre del cordero: ¿si tal cual ha llegado el dinero, así se va? No choquemos con esa piedra o, al menos, sepamos cómo es, para evitarla y no caer.
Estas son los 5 errores más comunes, las 5 equivocaciones más frecuentes que debemos evitar para no encontrarnos sin dinero, sin alegría y, sobre todo, sin los sueños cumplidos.
- Ojo con los impulsos del subidón. Recién montados en la ola del premio, del alegrón y del fiestón, todo vale, pues parece que todo acaba de empezar y la vida no tiene normas ni leyes, ni siquiera edades, ni efectos secundarios. Sin embargo, nada más lejos de la realidad. Algunos, dejándose llevar por ese impulso incontrolable del verse agraciados con los millones, cometen errores básicos en el terreno de la salud, como si el premio los hicieran superhombres o supermujeres.
Otros alcanzan a reconocer que si no se hubieran descontrolado con el alcohol y la fiesta, no se hubiesen metido en una espiral imparable de problemas legales, físicos y de salud. Corazón feliz, pero cabeza fría.
- Cuidadito con la autopista de los caprichos. Una vez que uno se encapricha con objetos innecesarios y gastos, es un no parar. Así se manifiestan diferentes ganadores que no fueron conscientes del derroche continuo al que sometieron a su tarjeta.
Si antes de ser millonarios, miraban precios, gustos y cantidades, al recibir tantos millones, pensaron que nunca se acabarían los ceros de la cartera. Todos los deseos, independientemente del importe, fueron concedidos por la única ley que imperaba en su cabeza: Me lo merezco y, ahora que puedo, me lo concedo. Grave error. Hay que pensar y, si sigo queriéndolo, por qué importe y cómo.
- Eliminar de nuestra cabeza la frase: No me preguntes, siempre quiero la más cara.
Esa frase ha hecho tanto daño y ha dejado en la ruina a nuevos millonarios por no saber pasar del nada al todo.
Si uno quiere un coche deportivo. No ha ser el más caro del mercado. Por muchos motivos que todos podemos entender. Que seamos ricos no quiere decir que nuestro bolsillo no tenga fondo. Lo tiene. Y hay que gestionarlo. Un buen asesor es fundamental en estos casos.
- Las marcas de lujo en algunas ocasiones son símbolo de calidad, pero muchas veces recalcan la ostentación en tal exceso que, más que agradar, resultan grotesco.
Si nunca hemos tenido un reloj Rolex, parece que estemos obligados a comprarnos uno. A modo de intentar ser lo que nunca fuimos. Esto sólo remarcará lo que somos ahora y, con el tiempo, tendremos que vender porque es algo que nunca nos definió. Intentemos mejorar nuestra vida, dar calidad a nuestros gustos, pero sin dejar de ser lo que somos y lo que nos gusta.
- Calidad más que cantidad. Esa máxima ahorra muchos disgustos y nos hace pensar y averiguar qué es exactamente lo que queremos y cómo lo queremos. 4 motos de agua. 4 casas, una para cada estación. 4 barcos. 4 cruceros al año… 4… Construyamos una buena casa, la de nuestros sueños. Una pequeña embarcación si era nuestro sueño. Y concedernos el viaje soñado y disfrutarlo como lo hubiéramos hecho antes de ser millonarios. Ser fieles a nosotros mismos.
Rosa
En mi caso nada de fiestas no tomo alcohol , tengo claro lo que quiero y no precisamente un Rolex ,tengo varios relojes y no me pongo ninguno , me compraría una casa con piscina ,ya que tengo mal la columna ,me haría de un seguro para la casa y otro de salud ,e iría a un balneario ooo Spa