No hay que ser un experto financiero para saber que la frase: Hacienda… cada vez más cerca, en caso de las apuestas, es tan real como que en España somos un país de cultura del vino, de fiesta y de tapas.
Lejos quedan aquellos años, y eso que fue hace escasos cinco, allá en 2013, donde se cobraban íntegros tanto los millones como los grandes pellizcos.
Ahora son otros tiempos. Con la entrada en vigor de la ley 16/2012 de 27 de diciembre, donde se modifica la normativa sobre tributación de premios de las loterías del Estado, Comunidades Autónomas, Organización Nacional de Ciegos Españoles, Cruz Roja Española y entidades análogas de carácter europeo, los premios superiores a 2.500 euros estarán sujetos a un gravamen especial del 20% sobre el importe de premio que exceda de los 2.500 euros. Así, los premios inferiores a 2.500 euros no deben pagar impuestos.
En estos casos, en cumplimiento de esta normativa, verás en tu cuenta de usuario un primer apunte correspondiente al premio que ha obtenido y un segundo apunte con el gravamen que establece la ley.
Vamos a ser prácticos: si nos toca en La Primitiva, por ejemplo, 2.400 euros, ese importe irá directamente a nuestro bolsillo, a nuestra cartilla. Según la frase más usada en los grandes sorteos, como el de Navidad, irá para tapar agujeros… como si todos tuviéramos una afición desmesurada por la albañilería.
Si con alegría descubrimos que lo que nos ha tocado en la lotería, son 10.000 euros, alegrémonos, pero reduzcamos nuestra sonrisa, al igual que nuestros proyectos un 20% menos. Es decir, 8.500 euros van a nuestro bolsillo, y 1.500 se les lleva Hacienda, por aquello de… compartir.
Sé lo que estás pensando: ¡SE HA EQUIVOCADO! El 20% de 10.000 son 20.000. Y luego, usando aquella operación aritmética llamada RESTA que consistía, según la seño, en quitar una cantidad (el sustraendo) de otra (el minuendo) para averiguar la diferencia entre las dos; se representa con el signo -. Vemos que el resultado final es: 8.000 euros. Pues no coincide.
Veamos como los magos, a cámara lenta, para ver dónde está el truco. Es muy sencillo.
La cantidad sobre la que se calculan los impuestos son 7.500 euros, una vez deducida la exención de los 2.500. Sobre esos 7.500 euros, se paga un 20%. Pagaremos por tanto 1.500 euros: 20% x 7.500 euros = 1.500 Euros. Por tanto, de los 10.000 euros del premio, la cantidad que recibiremos tras el pago del impuesto será de 8.500 euros.
El impuesto se paga de forma individual por cada décimo, fracción o cupón de lotería o apuesta. Así, en el caso de una apuesta múltiple de Quiniela o Primitiva, con varias apuestas premiadas, por cada premio recibido deberemos reducirnos los 2.500 euros.
En el momento de obtener el premio, la entidad pagadora debe realizar una retención del 20% de la cantidad sujeta a tributación, es decir, de la cantidad premiada menos los 2.500 euros exentos.
Tened en cuenta de que en el caso que la apuesta o el décimo de lotería se hayan jugado entre varios, el premio será a repartir entre todos los que han participado de forma proporcional a lo jugado, pero también deberán “repartirse” los 2.500 euros exentos.
Para terminar, UN CONSEJO, y ojalá lo tengáis que poner en práctica. Si toca uno de los premios gordos de verdad, muy entrado en kilos, y queremos compartir el premio con otras personas o amigos, mucho cuidado con cobrarlo todo uno mismo y luego repartir cantidades. Puede suponer que esté sujeto al impuesto de donaciones, y tribute al tipo impositivo correspondiente de la comunidad autónoma dónde residamos.
Es mucho más rentable, ahorrándonos mucho dinero, si el reparto lo hacemos antes de cobrar los décimos. Para ello, hay que indicar la cantidad que jugaba de ese décimo cada uno de los afortunados familiares o amigos con los que queramos compartir el premio
¡Mucha suerte! Y, en este caso, que tengáis mucho que repartir con Hacienda. Eso querrá decir que el pellizco que os ha tocado es un gran moratón.