Nuestro papá o padre, ¡cómo no iba a tener un día especial en el año! Dedicado en su honor, con cariño y predilección. Subrayando ese amor incondicional y sincero que ponen a todo lo que hacen, han hecho y seguirán haciendo. ¡Cómo no iban a contar los padres con un Sorteo Extraordinario!
Si cerramos los ojos, todos -o casi todos- tenemos la suerte de tener un montón de imágenes de nuestro papá: jugando con nosotros, acompañándonos al colegio, comprándonos un helado…
Sentimos a esa persona que nos ha mantenido, cuidado, amado e incluso reñido y, por supuesto, querido tanto que seguro que una de esas imágenes que nuestra retina y recuerdo han guardado en nuestro corazón y cerebro es un abrazo sentido y único, tan especial, como lo es la relación entre un padre y un hijo.
Un abrazo de encuentro, cuando nos reencontrábamos después de un viaje, una excursión, un curso… Y es que la vida nos aleja y nos vuelve a encontrar con las personas que marcan nuestra vida.
Los años las definen, otras veces nos las difumina para luego remarcarlas recordándonos que siempre han estado a nuestro lado enseñándonos a caminar.
Hoy en día, todos o casi todos tenemos un álbum digital o en papel de nuestro padre.
Si nos tomamos un segundo para verle y evocarle nos veremos físicamente con él sonriendo cómplices y seguros. Nos reconoceremos en él, en sus gestos, sus gustos y hasta en sus cabreos y disgustos.
Dicen que De tal palo… tal astilla, o Quien a los suyos se parece… honra merece. Pueden enumerar acertados refranes y nosotros reconocernos en ellos, y seguro que sonreiremos con cariño hacia esa persona que en nuestra vida no sólo merece un día; ¡sino todos y cada uno de los días! Esos días en los que tan cariñosamente nos ha dado la mano, arropado y ayudado en la sombra y a pleno sol.
Estas son algunas imágenes de décimos que, en su honor y durante los últimos años, la Lotería ha homenajeado a ese padre, a ese progenitor, padrazo y siempre más que procreador, que con cariño llamamos o hemos llamado… ¡papá!
Como hemos podido apreciar en estos décimos, a la figura del padre la representan casi siempre con bigote y gafas. Pero como bien dicen: Padre no hay más que uno, y aunque se empeñen en plantarles a todos un mostacho y unas lentes, cada uno al nuestro le podríamos dibujar identificándole con sus objetos característicos. Quizás en alguno coincidiríamos. Y es que todos somos tan distintos… pero tan iguales.
Reímos y soñamos con casi las mismas cosas. Compartimos deseos y anhelamos ese décimo que seguro compartiremos con los que más queremos. Así es la vida, un bonito ciclo compartido.
Sigue soñando y… ¡suerte!