Hace ya un tiempo, leí un artículo muy interesante en la revista de divulgación científica Scientific American. En ella detallaba una investigación muy interesante demostrando que el simple acto de tocar dinero tiene el poder de alterar nuestro comportamiento, incluso desde una edad bastante temprana. Manifestaba que ya en niños pequeños de apenas 3 años, y sin importar su origen cultural, ocurría este hecho a pesar de no tener mucha experiencia con el dinero o conocimiento de su valor.
Y es que el dinero tiene el poder de alterar nuestro comportamiento tanto favorable como desfavorablemente. Los resultados de los estudios publicados afirmaban que el dinero nos hace más egoístas, menos serviciales, y menos generosos con los demás, eso sí, no todo es negativo, el hecho de manejar dinero nos vuelve más constantes en nuestros objetivos y trabajos, y nos permite resolver de manera más exitosa la solución de problemas difíciles.
El dinero cuando va de la mano del poder nos convierte en avaros y egoístas, con un claro objetivo: tener más y más, sin importar cómo ni a costa de quién, pisoteando costumbres, familias… sin humanidad, ni principios que valga, sin importar los medios, las maneras o las formas.
En estas investigaciones afirmaban hay una solución muy simple: los seres humanos somos la única especie animal que puede mirarse al espejo y ser capaz de aceptar y reconocer los fallos cometidos, las equivocaciones egoístas, y aprender así controlarlas o modificarlas.
Somos más que conscientes que nuestros actos afectan a muchas personas desconocidas. Esta vida es una cadena. No vivimos solos y aislados. Nuestras decisiones no sólo marcan nuestra vida, implican directamente a otros de forma decisiva y directa, con nombres y apellidos.
Nuestro cerebro tiene cualidad de la plasticidad para aprender y adaptarse, sólo debemos adquirir la voluntad para hacerlo y así luchar por tener un futuro mejor, como individuos y como sociedad.
Nuestra suerte, al igual que nuestra vida, está en nuestras manos, pero también en las de otros. Sabemos que el dinero altera nuestro comportamiento, seamos conscientes de ello y utilicémoslo bien. Disfrutemos de él con las personas que llenan nuestra vida y nuestro corazón, pero compartamos. Que el dinero nos dé unas alas que permitan volar también a otros.
Hemos leído números casos de personas que al verse afortunadas de la noche a la mañana, han compartido la suerte de sus millones con proyectos solidarios, con una integridad, una honestidad y una pasión que nos hace exclamar: ¡Caray! ¡No sé si yo en su lugar hubiera hecho igual! Si tenemos la suerte de acertar en un boleto premiado, seamos generosos y estemos orgullosos de nosotros. Seamos quienes queremos ser, no nuestro gemelo mezquino y cruel.
Hay una frase estupenda que dice: el dinero no cambia la mentalidad de la persona, sigue siendo la misma persona, solo magnífica quien es y también magnifica sus hábitos. Lo que antes no podías y querías hacer por falta de dinero, hazlo ahora, pero no dejes que te cambie y aprovecha para ser la mejor versión de ti mismo.
Y mientras…. sigue soñando Sueña mucho. Disfruta de la vida y ¡suerte!