Nos pasamos el día haciendo planes. Soñando con viajar, con dejar de trabajar y procuramos pensar en la muerte, lo justo, sólo cuando la vida nos lo recuerda.
Después de analizar el 80% (216.404) de los entierros sufragados en el 2018 por las aseguradoras por provincias, el estudio “¿Quién paga más por la muerte en España?”, elaborado por iniciativa de la Asociación Empresarial del Seguro, UNESPA, concluyó que es más caro fallecer, por orden, en Gerona, Madrid y Barcelona, dónde se paga por encima de la media un 29%, un 27% y un 21%, respectivamente. Detrás de ellas se sitúan Lérida (19,4%), Huesca (15,7%) y Pontevedra (15,03%).
En contraposición, los lugares donde morir resulta menos costoso son Zamora (-39,7%), Santa Cruz de Tenerife (-36,2%), Palencia (-29,7%), Soria (-27,1%) y Cuenca (-26%), en ese orden. A estas se suman también las dos ciudades autónomas, Ceuta y Melilla.
Morirse en Rivas-Vaciamadrid cuesta un 59,3 % más que la media de España, mientras que si mueres en el municipio tinerfeño de Arona pagarás un 38,6 % menos que en el conjunto del país.
Así, después de Rivas-Vaciamadrid, se sitúan como los municipios más caros, Madrid capital, con un 59,1 % por encima de la media, San Sebastián de los Reyes (51,4 %), Las Rozas (50,7 %) y Alcobendas (48,9 %).
A continuación, están Lérida (48,6 %), Mataró (45,9 %), Pozuelo de Alarcón y Gerona (41,2 %), Valdemoro (40,4 %) o Torrejón de Ardoz (36,8 %).
Según cifras de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) morirse en España es caro. Si se suman los costes del velatorio, el ataúd, la inhumación o incineración, además de flores, coche y esquelas, el importe medio de un entierro «sencillo» supera los 3.500 euros.
El informe de Unespa también refleja que el coste de trasladar al fallecido desde el lugar donde pereció al sitio donde va a ser enterrado es de 424 euros, cifra que se eleva hasta los 5.987 euros si hay que repatriar el cuerpo desde el extranjero, datos que no están contabilizados en las medias de los sepelios.
Como vemos, morirse conlleva un gasto elevado. Vivir sin soñar, lo es más. Somos conscientes de que vivimos en una sociedad marcada por el dinero y las prisas, pero quedémonos con aquellas palabras que dijo Leonardo da Vinci: Así como una jornada bien empleada produce un dulce sueño, así una vida bien usada produce una dulce muerte.
O con otras sabias palabras, esta vez de William Shakespeare: Los cobardes mueren muchas veces antes de su verdadera muerte, los valientes gustan de la muerte una única vez.
Emplea bien el tiempo. Sé valiente y sueña porque como bien dijo Antonio Machado: Si es bueno vivir, todavía es mejor soñar, y lo mejor de todo, despertar. (Y yo añado…) despertar… y saberse ganador de un boleto premiado.
Si sueñas… Loterías.