Después de seguir el sabio consejo de mantener la cautela y de reflexionar para saber qué es lo que más nos conviene.
La primera regla de oro básica es de sentido común: no le digas a nadie que acabas de convertirte en millonario. A nadie. Ni siquiera a tu jefe para decirle que no irás el lunes a la oficina. El anonimato no siempre es posible, especialmente si acabas de ganar el concurso Pasapalabra.
Controlado, soy cauto. Y, ahora, ¿cómo invertir lo ganado? Lo más importante es mantener los pies en el suelo. Tres de cada cuatro ganadores tienen mucho menos dinero cinco años después de haber ganado el premio, según explican desde la Asociación Europea de Asesoría y Planificación Financiera (EFPA).
Si no quieres acabar de la misma manera, deberías coger papel y boli para calcular lo que realmente te va a quedar después del mordisco de Hacienda. Por ejemplo, en el caso de que hayas ganado dinero en la Lotería de Navidad y el premio supere los 2.500 euros, tendrás que pagar un 20% de impuestos. Por lo que si llevas un décimo de El Gordo, te quedarán unos 320.500 euros.
Es clave realizar «un análisis profundo de la situación patrimonial y de las necesidades de liquidez, así como del riesgo que se desea asumir». Por ello, se aconseja fichar a un asesor financiero independiente y objetivo, que te ofrezca información «libre de todo conflicto de intereses».
Uno de los factores fundamentales para tomar una decisión sobre qué hacer con el dinero es el tiempo. Los asesores financieros nos recalcan que al menos son necesarios unos seis meses para comenzar a gastar o a invertir el premio, para darnos tiempo a acostumbrarnos a tener una cantidad tan elevada de dinero.
Con este ejercicio de reflexión, lo que se busca es tener tiempo para pensar qué queremos realmente conseguir con ese dinero extra, para evitar que lo derrochemos movidos por la euforia. Despilfarrar o realizar malas inversiones pueden provocar que el dinero tarde poco en desaparecer.
A la hora de decidir si invertimos o mantenemos ese dinero inmóvil, hay que ser conscientes del riesgo que existe de no cubrir la inflación. Es decir, en que con el paso del tiempo perderíamos poder adquisitivo a medida que el nivel de los precios se incrementa.
Una buena idea es apostar por la diversificación. Pensar en el largo plazo. Asumir un riesgo para tener una cartera que, además de igualar la inflación, dé más puntos de rentabilidad.
Los fondos de inversión son una buena opción que nos permite diversificar, que tiene beneficios fiscales y acceso a una gestión profesional.
Un asesor financiero te ayudará a establecer objetivos de rentabilidad y planificar tus inversiones.
Invierte en ti mismo. Planifica el futuro y comparte con los que quieres, ese puede ser el resumen y la solución a la hora de decidir qué hacer con tanto dinero obtenido. Reflexionar. Ser cauto y simplemente: disfrutar de la vida.
¡Enhorabuena! Tienes tiempo y dinero: ¡aprovéchalo!